DOS FORMAS DE VIVIR LA SEMANA SANTA – Raquel Mesa Gallardo y Ana Vara Gabella

AyalaMesa-Macarena

Estamos a escasos días de la Semana Santa del 2008. Algunos ya la añoran y otros ya están pensando en la famosa Feria de Abril. De aquí podemos extraer diferentes maneras de vivir nuestra Semana Santa: por una parte, unos muy devotos y creyentes ante las imágenes procesionales de su religión, junto a otros que admiran su arte y, por ese hecho, lo viven de otra forma; y por otra parte, los que no la llegan a comprender.

He aquí, pues, un debate en el que se muestran aspectos comunes y contrarios:

Raquel: Yo soy creyente, pero no practicante. En estas fechas mi fe religiosa cobra mayor importancia. Yo espero durante todo el año que llege esta semana, que para mí es la más importante, bonita y religiosa.

Ana: Pues para mi la Semana Santa no significa tanto. Con esto no digo que no sea importante, pero, al no ser creyente, mis sentimientos no son tan puros como los tuyos. Sinceramente, me gustaría sentir esa fe y esa importancia que tú le das a la Semana Santa.

Raquel: Yo podría intentar que comprendieras de alguna forma lo que se siente, pero muy difícilmente creo que alguna vez llegaras a vivirlo de la manera que yo lo siento.

Ana: Pienso que ese sentimiento del que tú me hablas ha sido creado por el círculo familiar. Como yo no me he criado dentro de una familia religiosa, he tenido que descubrir la Semana Santa por mí sola.

Raquel: No estoy de acuerdo con tu punto de vista, en que lo relacionas con la familia. En mi caso mis padre no viven la Semana Santa como yo, ni les es tan importante y necesaria como para mí. Aunque de pequeña me enseñaron a valorar de alguna forma algunas imágenes, como, en concreto, la de la Esperanza de Triana.

Ana: Yo no he sido educada para valorar ninguna imagen en particular. Más bien he ido siempre a valorar el arte realizado por mi abuelo, que en pasos como La bofetá, el Gran Poder, San Roque, etc., ha dejado gran parte de su vida trabajando la plata para formar los respiraderos, candelabros y demás artículos religiosos, además de ser muy creyente.

Ana: Pero, en general, a mí la Semana Santa no me llena tanto como suele ocurrirme con la Feria.

Raquel: En mi opinión, la Semana Santa y la Feria no se pueden comparar. Para mí la Feria es una fiesta que, en general, puede disfrutar todo el mundo. Sin embargo, yo no cambiaría nunca la Semana Santa por la Feria.

Ana: Ahí es cuando yo ya me bloqueo y no entiendo cómo algo que estoy esperando todo un año, para otros es una simple fiesta. Desde mi punto de vista, tampoco pueden compararse las dos celebraciones. La Semana Santa en mucho más seria y sentimental, pero, como ya dije anteriormente, aquellos que no la sienten no la pueden disfrutar tanto. En cambio, la Feria es una semana de alegría, baile, música, comida, color… ¿A quién no le gusta más eso?

Raquel: Yo también pienso lo mismo sobre la Semana Santa, pero sobre gustos no hay nada escrito. También habrá infinidad de personas a las que no les guste la Feria y la critiquen, como critican la Semana Santa aquellos que no la aceptan.

Ana y Raquel: De todas formas, cada una con nuestras preferencias, las dos reconocemos y admiramos cada una de nuestras fiestas más importantes, que marcan nuestra cultura e identifican a nuestra ciudad.