SOROLLA: UNA VISION DE ESPAÑA – Victoria Marta Campano Hernández

         

La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y Bancaja organizan, con el patrocinio de dicha entidad bancaria, la exposición “Sorolla. Visiones de España”, que ofrecerá por primera vez la posibilidad de contemplar, fuera de su ubicación en la Hispanic Society of America, la colección completa de originales del famoso pintor valenciano Sorolla. A partir del 25 de abril y hasta el 29 de junio, se podrá visitar esta exposición en la sala V y la sala de exposiciones temporales del Museo de Bellas Artes de Sevilla. El museo abrirá excepcionalmente sus puertas de martes a sábado de 9 a 21 horas (última entrada a las 20 horas) y domingos de 9 a 15 horas (última entrada a las 14 horas) para facilitar la visita a la exposición. Esta abrirá igualmente el 30 de mayo (San Fernando) de 9 a 20,30 horas (último pase a las 19,30 horas). Tal ha sido el interés despertado que están agotadas las reservas para grupos.

En noviembre de 1911, Sorolla firmó un encargo para la Hispanic Society of America por el que realizaría catorce murales que decorarían las salas de la institución. La Hispanic Society of America es un museo gratuito y biblioteca de investigación para el estudio de las artes y la cultura de España, Latinoamérica y Portugal. Está situada en la ciudad de Nueva York. Con esta obra alzó un imborrable monumento a España, pues en ella se representaban escenas características de diversas provincias españolas. Necesitó de casi todo 1912 para viajar por todo el territorio, realizando bocetos y trabajos de costumbres y paisajes. Las obras eran de gran formato y en ellas el pintor trabajó sin descanso para realizar este encargo entre 1912 y 1919.

El último cuadro que pintó fue “Ayamonte. La pesca del atún” en junio de 1919. Un mes más tarde acordaba reunirse en Nueva York para la entrega y montaje de los paneles. Pero ese viaje nunca se llegó a efectuar. En junio de 1920 el pintor sufrió un ataque de hemiplejia. Sorolla no podía firmar ni manifestar su voluntad, por lo que no se podía entregar la obra ni pagar el dinero estipulado. Hubieron de esperar al fallecimiento del artista el 10 de agosto de 1923 para que, leído su testamento, pudieran liquidar el contrato y se inaugurase la “Sala Sorolla” el 26 de enero de 1926. Tal fue el interés que los cuadros despertaron que muchas voces se alzaron reclamando su exposición previa en España. Pero tal hecho no se pudo realizar… hasta el día de hoy en el que esta exposición itinerante recorrerá varias ciudades y que culminará en 2009, en el Museo del Prado.

Estos cuadros nos permiten echar una ojeada a la España de 1912 a 1919. Así, la tenue luminosidad del panel de Guipúzcoa pretendía captar la esencia del aspecto casi brumoso del País Vasco en contraposición a la abundancia del sol valenciano. Casi podemos sentir la frescura con que se vende el pescado en Cataluña en contraposición a la laboriosidad de los atuneros andaluces, matando peces gigantes bajo un sol casi africano que tiñe de amarillo el toldo que los protege. En resumen, Sorolla utiliza luces y tonos de colores muy variados para mostrarnos el contraste entre unas zonas y otras. Así, el aspecto que más interesó al público de la época, incluido el norteamericano, fue su peculiar manera de interpretar los efectos lumínicos en plena luz del sol y el uso de esta técnica para transmitir a sus temas un sentido de optimismo, confianza y vitalidad, característico de su arte.

Esta exposición tiene un componente, por tanto, que puede entenderse como de reparación histórica. En dos sentidos: mostrar en España lo que nunca fue exhibido y reivindicar la pintura de Joaquín Sorolla como una de las más importantes y significativas del siglo XX. Por ello invito a todos mis compañeros del Instituto a no desaprovechar esta inmejorable oportunidad para, de la mano del gran maestro valenciano, realizar un viaje en el tiempo a las que fueron nuestras raíces.