LAS COLUMNAS ROMANAS DE LA CALLE MÁRMOLES – Miriam Trochez Rollán

Siempre que nos referimos a la ciudad de Sevilla, la primera imagen que se nos pasa por nuestra mente es la Giralda, ya que es el monumento más reprensentativo de nuestra ciudad, aunque también es conocida por monumentos como la Torre del Oro, la plaza de Toros y otros. Pero estos no son los únicos monumentos de gran belleza que podemos contemplar en nuestra ciudad.

Uno de los monumentos que más han llamado mi atención en nuestra ciudad son las columnas romanas que se encuentran en la calle Mármoles. Estas columnas son restos de un templo que existió en este lugar, si bien no se sabe con exactitud la función que tenían en este edificio, tal vez la de un pórtico del siglo II a. C.

Solo quedan en pie tres de estas columnas. Otras dos fueron trasladadas en 1754 a la Alameda de Hércules, donde podemos contemplarlas aún. Las bases de estas columnas se encuentran en un nivel inferior, lo que nos permite hacernos una idea de cómo se han ido superponiendo estratos a lo largo del tiempo.

En el entorno de la calle Mármoles, se situaba el centro de la ciudad romana de Híspalis, donde se encontraba el poder económico, social y político.

Además de estas columnas, en Sevilla se encuentran otros restos de su pasado romano, como por ejemplo capiteles reutilizados en la construcción de la Iglesia del divino Salvador y también en las cercanias de la catedral podemos encontrar restos de esta época. Tras las diversas transformaciones que ha experimentado la ciudad (larga etapa islamica, renovación renacentista y sus construcciones barrocas), estas columnas representan unas verdaderas reliquias de su pasado romano.

 

 

LA SEVILLA OCULTA – Miriam Trochez Rollán

En esta ocasión me gustaria hablar sobre nuestra ciudad. La mayoría de nosotros conocemos más o menos bien nuestra ciudad; o eso pensamos, ya que hay lugares situados en el centro historico de una gran belleza que pasamos por alto, puesto que creemos que los lugares más importantes o representativos son la Giralda, la Torre del Oro, la Maestranza… y sitios que siempre nos han sido más familiares o que son el mayor atractivo turístico de nuestra ciudad.

Pero hay sitios que se encuentran un poco más escondidos que también son de una gran belleza. Hace unos días me aventuré a perderme por algunas de las calles del centro sin saber exactamente dónde acabaría.  Fui andando por las callejuelas y, la verdad, no esperaba encontrar nada que me llamara la atencion especialmente. Pero mientras iba andando por una de las calles cercanas a los baños árabes, me llamó la atencion una ventana con rejas que estaba abierta. Me asomé a mirar y de repente descubrí un jardin precioso, con una iluminación que resaltaba una fuente realmente hermosa. En ese patio también se podían ver unas enredaderas que colgaban de unos balcones, un pequeño pozo… Supongo que formará parte de un hotel, pero fue algo que me sorprendió y me llamó mucho la atención.

Y seguí andando, para ver si había algo que me podía sorprender o llamar más la atención que ese jardín escondido.

SEMANA SANTA DE SEVILLA 2008 – Antonio Javier Barrón Rodríguez

Ya estamos en plena cuaresma, a pocas semanas de que comience la Semana Santa. En estas semanas se celebran algunos actos previos, como besamanos y besapiés a Cristos y Vírgenes, via-Crucis, ensayos de costaleros… También, días antes de que comience la Semana Santa se realiza la “mudá” de los pasos a las iglesias. Asimismo, las bandas de música hacen sus últimos ensayos de cara a la Semana Santa, aunque estas pruebas se llevan practicando casi todo el año. Con esto, ya está preparado todo para que el día que haga la hermandad estación de penitencia a la catedral, salga todo perfecto, a no ser que aparezca la lluvia, llevándose así todas las ilusiones y esfuerzos realizados durante un año. El último preparativo es el adorno floral de los pasos, que se lleva a cabo la noche anterior.

  La Semana Santa de Sevilla cuenta con 59 hermandades, distribuidas así: 9 de ellas procesionan el Domingo de Ramos, 9 el Lunes Santo, 8 el Martes Santo, 9 el Miércoles Santo, 7 el Jueves Santo, 6 en la Madrugá, 7 el Viernes Santo, 4 el Sábado Santo y 1 el Domingo de Resurrección.

  El Domingo de Ramos es un día especial, pues muchos sevillanos se echan a la calle muy temprano para ir a ver en las iglesias los pasos montados. Se forman largas colas, sobre todo en aquellas iglesias donde la hermandad sale ese mismo día. Para mucha gente es el mejor día de la Semana Santa, pero para otros lo más importante es la Madrugá. En esa noche salen seis de las hermandades más antiguas y más prestigiosas de Sevilla. Además, la Madrugá es especial porque es el único día que salen las hermandades de madrugada y se recogen, algunas de ellas, por la mañana (exceptuando el Domingo de Resurrección, en el que la hermandad del Resucitado sale también de madrugada, pero es la única). En esa noche salen tres de las hermandades con más devotos: El Gran Poder, La Macarena y La Esperanza de Triana.

En Triana salen cinco hermandades: La Estrella, San Gonzalo, La Esperanza de Triana, El Cachorro y La O. La Estrella sale el Domingo de Ramos de la calle San Jacinto. Su hora de salida es las 17:30 y su hora de entrada es sobre la 1:00 de la madrugada. San Gonzalo sale el Lunes Santo del Barrio León. Su hora de salida es las 3:00 de la tarde y su hora de entrada sobre las 2:00 de la madrugada. La Esperanza de Triana, como ya he dicho antes, sale en La Madrugá, de la calle Pureza. Su hora de salida es las 2:15 de la madrugada y su hora de entrada es sobre las 13:00 horas. El Cachorro y La O salen el Viernes Santo: la hora de salida del Cachorro es las 15:45 y su hora de entrada las 1:30; la O sale de la calle Castilla a las 18:00 horas y regresa a su templo a la 1:30.

Como vemos, Triana es un barrio de una gran tradición cofrade, ya que de este barrio sale casi el 10%  de las hermandades de la Semana Santa de Sevilla.

EL TEATRO «LOPE DE VEGA» DE SEVILLA, UN TEATRO EN TRES ACTOS – Victoria Marta Campano Hernández

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El Teatro Lope de Vega se encuentra situado en la Avenida de María Luisa (junto al Parque del mismo nombre). Su arquitectura es barroca, siendo el edificio fiel a dicho estilo tanto en el conjunto como en su ornamentación. Caja escénica, butacas, platea, palcos, anfiteatro y paraíso dan una espectacular belleza al teatro, que poseía un aforo de mil cien personas. Ha servido como lugar de representación de todo tipo de espectáculos (teatro, danza, ópera, jazz, flamenco…) y hoy día por su programación pasa lo más destacado del panorama nacional e internacional, siendo así uno de los teatros más importantes de España, que va ganando año tras año calidad y variedad.

Mientras Sevilla preparaba la Exposición Iberoamericana de 1929, se decidía construir lo que se conocería como el Pabellón de Sevilla, formado por dos elementos: El Casino y el Teatro de la Exposición. El proyecto fue encargado al joven arquitecto Vicente Traver y Tomás y la decoración fue obra de los artistas Martínez del Cid y Zaragoza. Las obras se hicieron en el plazo récord de dos años y se instaló un moderno generador eléctrico automático, que fue la estrella de los cotilleos locales y acabó con las frecuentes interrupciones de las representaciones por culpa de los cortes de electricidad.

El edificio ocupó 4.600 metros, justo a la entrada de la Exposición, y el teatro podía acoger a 1.100 espectadores. El salón circular del Casino y el pórtico columnario con que se abre, se inspiraban en Bernini, sin duda estimulado por el carácter monumental que Aníbal González había sabido imprimir a la contigua Plaza de España, que también se acabó en aquellos días.

El Sábado de Gloria de 1929 la Compañía de Catalina Bárcena (con Rafaela Satorres, Milagros Leal, Manuel Collado, Eduardo Barbero y Luis Manrique) fue la primera en pisar el nuevo escenario con la obra de Gregorio Martínez Sierra “El corazón ciego”. Durante la Exposición en el Teatro se representaron toda clase de espectáculos, entre ellos el estreno de la comedia de Joaquín y Serafín Álvarez Quintero “Los duendes de Sevilla”. El 28 de octubre recibió la visita de los Reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, para asistir a la representación de la zarzuela “El huésped del Sevillano”.

Al acabar la Exposición Iberoamericana, la vida del Teatro de La Exposición pasó por grandes altibajos. Siguió cumpliendo su misión como centro cultural y de ocio, aunque explotado por manos privadas. Pero en aquellos revueltos días dos nuevos espectáculos atrapaban la atención del público: el cine y el fútbol, y el teatro fue cayendo en una lenta agonía. Las obras representadas eran cada vez más escasas y la terraza del Casino se adaptó a los nuevos gustos, convirtiéndose en cine de verano.

En 1936 cambia de nombre y se convierte, en un mal momento, en el Teatro Municipal Lope de Vega. La Guerra Civil y la larga etapa de posguerra le sumieron en el letargo, mientras Sevilla se iba volcando en las salas privadas que surgían en el centro de la ciudad. Durante la Guerra Civil, el Casino se convirtió en hospital, mientras que el teatro sufrió un incendio en la techumbre que destruyó la gran lámpara del centro y todas las butacas. Por si fuera poco, las continuas avenidas del río Guadalquivir provocaron inundaciones del foso y contrafoso.

En octubre de 1939 el Ayuntamiento decidió volver a organizar una temporada de ópera y se hicieron obras de adecentamiento, cerrándose el techo y sustituyendo la lámpara central por luces indirectas.

En la primavera de 1941 se inauguraron unas breves temporadas de ópera, que ocupaban una semana entre la Semana Santa y la Feria de Sevilla. Durante un tiempo, volvieron Puccini, Verdi o Donizetti y la burguesía sevillana también volvió a exhibirse y disfrutar de “Madame Butterfy”, “Rigoletto”, “La Favorita” o “La Bohème”. El resto del tiempo el Ayuntamiento lo cedía a agrupaciones de teatro de cámara, aficionados, grupos independientes e incluso a centros escolares.

A partir de 1960 el teatro cobrará cierta importancia, debido al empuje que le dan las compañías independientes. En 1961, la trágica riada del Tamarguillo provocó nuevas inundaciones en el foso y se acometen nuevas obras. En 1977 el teatro es cedido al Ministerio de Cultura y se convierte en el Teatro Nacional de Sevilla Lope de Vega, después de un lavado de cara.

Cuando vuelve a manos del Ayuntamiento, en 1985, se realiza una profunda e imprescindible reforma que dirige el arquitecto Víctor Pérez Escolano. Las obras efectuadas durante dos años devolvieron al edificio sus características originales, aunque se limitó el número de espectadores a 749.

El 21 de febrero de 1988 se reinauguró el Teatro Municipal Lope de Vega con un concierto de la Orquesta Filarmónica de Londres bajo la batuta de Jerzy Maksymiuk y los acordes de la “Sinfonía nº 7 en Fa mayor” de Haydn. A partir de esta etapa, el Teatro Lope de Vega se convirtió en una pieza fundamental en la actividad cultural de la ciudad. Con una apuesta decidida por la calidad, cada temporada programa más de 180 representaciones y supera todos los años los 100.000 espectadores.

Muchos podemos pensar que ir al teatro es como ir al cine, aunque en directo, pero no es cierto, al menos en lo que respecta al Lope de Vega. Asistir a una representación es fundirte en un mundo tan antiguo como el tiempo, es olvidar lo que hay más allá de sus lujosos muros y asistir a la tragicómica vida de unos personajes inmortalizados para siempre ante tus ojos. Luego, cuando el telón cae sobre sus salas y el silencio lo cubre todo, quizás aún podamos escuchar los aplausos de millones de espectadores atrapados allí para siempre ante la reverencia final de los actores.